¡HOY ES EL DÍA!
Si hoy es el día más importante de esta celebración y tradición mexicana más importante.
Según la tradición, hoy bajan
las almas; vienen al reencuentro con sus seres queridos. Y los vivos alimentan
el camino con la tradicional flor de cempasúchil, para que las almas
desciendan; para que en espíritu mantengan el reencuentro con los vivos Pan,
dulce, vino, cerveza, fruta y demás son los alimentos que adornan tumbas,
convertidas en coloridos y elaborados altares.
Hay que considerar que la
celebración de Día de Muertos, sobre todo, es una celebración a la memoria. Los
rituales reafirman el tiempo sagrado, el tiempo religioso y este tiempo es un
tiempo primordial, es un tiempo de memoria colectiva. El ritual de las ánimas
es un acto que privilegia el recuerdo sobre el olvido.
El Día de Muertos, como culto
popular, es un acto que lo mismo nos lleva al recogimiento que a la oración o a
la fiesta; sobre todo esta última en la que la muerte y los muertos deambulan y
hacen sentir su presencia cálida entre los vivos. Con nuestros muertos también
llega su majestad la Muerte; baja a la tierra y convive con los mexicanos y con
las muchas culturas indígenas que hay en nuestra República. Su majestad la
Muerte, es tan simple, tan llana y tan etérea que sus huesos y su sonrisa están
en nuestro regazo, altar y galería.
Hoy también vemos que el país
y su gente se visten de muchos colores para venerar la muerte: el amarillo de
la flor de cempasúchil, el blanco del alhelí, el rojo de la flor afelpada
llamada pata de león... Es el reflejo del sincretismo de dos culturas: la
indígena y la hispana, que se impregnan y crean un nuevo lenguaje y una
escenografía de la muerte y de los muertos.
Hay que decir que nuestras
celebraciones tienen arraigo y recorren los caminos del campo y la ciudad.
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